Las 3 R en el aula.-

¡Soy Ambientalista! Así fundamento y justifico mis decisiones y actitudes a la hora del trabajo pedagógico en el aula y en mi escuela.

Como abogada soy miembro fundador y activo de la Comisión para el Ambiente Humano del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora así que, consecuentemente, la minimización de los efectos de la actividad humana en nuestro medio ambiente me preocupa y ocupa. Por tal razón aplico las 3 R en mi vida cotidiana, incluyéndolas a la hora de ejercer mi actividad docente.

¿A qué me refiero?

REDUCIR: a) La cantidad de compras que hago, resistiendome a comprar porque sí o "porque me gustó", o porque está de oferta, total después veo dónde lo coloco o en qué lo empleo. Reduzco especialmente la compra de papel para el aula, por motivos que tienen que ver con mi postura contra las papeleras (tema que tomaré en otra entrada). Con esta decisión de Reducir evito la queja constante: ¡Mi armario es un desastre! ¡No tengo lugar para nada! Expresiones que surgen durante todo el año y que, al culminar las clases, se transforman en sorpresa ya que, al limpiarlo a fondo, en él encontramos cantidad de papeles afiche, hojas de distinto tipo, fotocopias sin utilizar, juegos didácticos incompletos, lápices, etc etc que ni recodábamos que teníamos, que podríamos haber utilizado y que terminaron rotos, arrugados o inservibles y terminarán desechados; b) La utilización innecesaria de artefactos que consumen energía, apagando las luces del salón o el ventilador del aula toda vez que el salón queda vacío y encendiéndolas sólo cuando es necesario porque, aunque no sea yo quien pague la factura por los servicios de luz y gas, mi planeta me pasará factura por el derroche de energía innecesario; c) La cantidad de basura ¿por qué desechar si se pueden emplear las restantes R?.

REUTILIZAR: Todo material disponible.

RECICLAR: en la medida de lo posible, para disminuir la cantidad de basura generada.

Tal vez, para quien no está habituado, la puesta en práctica de las 3 R en el aula resulte algo insignificante trabajoso o de poca estética, sin embargo aunque parezca un grano insignificante de arena en el mar tormentoso de nuestra realidad cotidiana, el crear conciencia vale la pena. Hoy ya sufrimos las consecuencias del abuso y explotación irresponsables de los recursos naturales (aguas contaminadas, inundaciones, desertificación, enfermedades a consecuencia de basurales clandestinos, etc). Hoy es tiempo de comenzar a hacer nuestro pequeño aporte cotidiano, aunque sea sólo para no sentirnos responsables frente a las futuras generaciones por la realidad ambiental en la que vivimos y la que les dejaremos más adelante, aunque simplemente sea para poder decirle a nuestros hijos "yo hice lo que pude para evitarlo", vale la pena.