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domingo, 17 de enero de 2010

Ayudemos al planeta desde el aula: de árbol a papel.-



Muchísimas veces he recorrido escuelas, en las que trabajé o fui de visita, y he observado paredes de recibidores, patios internos y salones cubiertos con láminas coloridas y guirnaldas, los cestos de basura repletos con hojas apenas escritas, fotocopias que no se utilizaron, restos de papel que han sido recortados y arrojados a la basura, pelotas o aviones de papel (hechos con hojas nuevas arrancadas de las carpetas y cuadernos). Ante estas imágenes, debo confesarlo, mi corazón se estruja pensando en los árboles empleados para elaborar ese papel. Mi mente se abruma ante las imágenes de desforestación en nuestro país y los conflictos surgidos a partir de la instalación de las papeleras en la costa uruguaya del río Uruguay.
Pensemos juntos: ¿Cuál es el camino que el papel recorre desde los árboles hasta nuestras manos?
éste puede provenir de tres
fuentes:
Árboles: Los árboles de madera dura como robles y el arce son utilizados para el papel que usamos para escribir. La madera blanda, como la proveniente de pinos, se usa para elaborar papel de empaquetados, cartones, etc. La mayoría de la madera utilizada en este proceso proviene de bosques que no se vuelven a regenerar. Sólo, aproximadamente, el 15 por ciento de esos árboles vuelven a replantarse, en las llamadas “granjas de árboles”.
Sobras: El material de desecho proveniente de la madera (como el aserrín) se recolecta y se utiliza para hacer papel. Generalmente para hacer cartón, papel de embalaje y productos desechables.
Papel reciclado: Así se le llama al papel que una vez empleado se reutiliza.
La mayoría del papel que utilizamos a diario no es marrón, como el color de la madera. Esto se debe a que una vez que los árboles son talados, y llevados a la maderera, su madera se muele hasta quedar en pequeños pedazos que son calentados en un tanque con agua y químicos para producir pulpa, separando la celulosa. Antes de que la pulpa sea calentada y secada, se adhieren materiales, como almidón y arcilla a la mezcla, para darle brillo y fuerza al papel. Finalmente éste puede ser blanqueado utilizando, generalmente, algún tipo de cloro. También se utiliza peróxido de hidrógeno para blanquear, que es más seguro y menos contaminante.
Luego de este proceso, la madera proveniente de los árboles se transforma en los siguientes productos derivados:
Contenedores: casi el 30 por ciento de todos los productos de papel, suele ser cartón corrugado que se usa para embalajes y para hacer envíos.
Papel de escribir/imprimir: que suele constituir 30 por ciento de los productos de papel.
Cajas: Casi el 20 por ciento de los productos de papel terminan como cajas de cartón, ya sea el cartón de la leche, del vino en tetrapack, cajas de zapatos, etc.

Ahora bien, estimado colega lector, lo invito a reflexionar conmigo: Si bien la escuela debe ser un lugar confortable para trabajar y aprender, ¿es necesario utilizar y/o malgastar en papel los recursos de nuestro planeta? ¿ No sería mejor preservar esos árboles empleados en la papelería que utilizamos a diario en nuestros salones? Árboles que demoran años en crecer, que oxigenan el aire, impiden derrumbes y aludes afianzando la tierra al suelo con sus raíces, ayudan a enfriar el planeta, sirven de refugio y alimento a numerosos animales e integran un ecosistema del cual formamos parte y del que depende nuestra subsistencia como especie.
Si el papel, con que decoramos las aulas y con el que juegan nuestros queridos alumnos, proviene de árboles que formaban bosques, que en su gran mayoría no volverán a crecer, y teniendo en cuenta lo expuesto más arriba, ¿no sería más confortable, agradable y estimulante para nuestros alumnos dejarles un planeta apto para la vida humana y un país con: grandes extensiones de bosques, numerosos ríos de agua potable, suelos productivos, y aire puro, en vez de una hermosa lámina con árboles pintados que, seguramente, terminará en el relleno sanitario?

Seamos prudentes a la hora de utilizar recursos naturales. TOMEMOS CONCIENCIA.

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